lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Eres una mujer que ama demasiado?

La psicóloga Robin Norwood  en su libro “Las mujeres que aman demasiado”, describe las características de este tipo de mujeres que lo dan todo por amor.

  • Carga emocional de la infancia - Norwood afirma que las mujeres que aman demasiado provienen de un hogar disfuncional en el que no consiguieron satisfacer sus necesidades emocionales. En los hogares disfuncionales pueden verse algunas de estas situaciones: abuso de alcohol y otras drogas, conducta compulsiva con obsesiones, maltrato tanto físicos como psicológicos, conducta sexual inapropiada, padres que compiten entre sí o con sus hijos, discusiones y tensiones constantes y/o rigidez extrema respecto a algún tema como el dinero, la religión el trabajo.  


Evidentemente, esto acaban perjudicando a los hijos, al no satisfacer sus necesidades       emocionales, que no son sólo de amor y atención sino que hace referencia a que sus percepciones y sentimientos fueron en su mayor parte, ignorados o negados en lugar de ser aceptados. Por ejemplo, si la pareja de progenitores discuten entre ellos pero lo niegan ante su hija, le generan confusión al no saber si lo que escuchó fue verdad o mentira. Esto deteriora la capacidad de la niña de confiar en sí misma y en sus percepciones, y acaba acompañándola toda la vida. Otro ejemplo, es cuando la pareja tiene demasiados problemas personales como para atender a sus hijos.

Las caracteristicas de estas mujeres son las siguientes:




  • Ofrece un cariño desmesurado - Al haber recibido poco afecto, trata de proporcionárselo a sus parejas sentimentales, como si de esa forma quisiera que la otra persona hiciera lo mismo y le devolviera el cariño que nunca tuvo.

  • Tratar de convertir a su pareja en los padres que había querido tener - Por medio de su amor, intenta cambiar a su pareja para convertirla en sus padres y que se encargue de curar las carencias que sufrió durante su infancia.

  •   Miedo al abandono - Les aterra que su pareja les puedan dejar y finalizar la relación, por ello son capaces de hacer cualquier cosa para evitar que se rompa el vínculo.
 
  •  Lo da todo por ayudar al hombre que ama, incluso dañarse a sí misma. - Las mujeres que aman demasiado se convierten en todo lo que su pareja necesita, desde financiar hobbies caros hasta soportar otras relaciones extramatrimoniales, con el objetivo de conseguir que cambie, que se transforme en lo que ella quiere que sea, y que no la deje.

  •    Viven esperando amor y se esfuerzan por lograrlo - Cada día tienen la esperanza de que la otra persona va a cambiar y que por fin las amará como se merecen, realmente es más cómodo esperar que los demás cambien a que lo hagamos nosotras mismas.

  • Siente que todo lo que falla en la relación es su culpa - Al proceder de hogares disfuncionales, las mujeres que aman demasiado en muchas ocasiones crecieron demasiado deprisa, volviendo adultas de manera temprana y tomando decisiones. Esto les lleve a creer que depende de ellas lograr que sus relaciones funcionen bien, de manera que sienten que hay algo mal en ellas y por eso falla la relación. Siempre se echan la culpa de cualquier cosa, hasta si su pareja las deja por otra, piensan que es porque ella lo merece o hizo algo mal.

  •  Poco autoestima - Creen que no merecen la felicidad,  debido a que si sus propios padres no las encontraron dignas de su amor y atención, ¿cómo pueden creer que realmente son buenas personas? Sienten que tienen terribles defectos y viven con miedo a que los otros los descubran.  

  •  Necesidad de control - Debido a la poca seguridad que experimentó en la niñez, la mujer que ama demasiado simula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones. Necesita estar con gente a quien pueda ayudar, con el objetivo de sentirse  segura y bajo control.

  • Idealizan las relaciones - El hombre con quien es tan infeliz o con quien está tan insatisfecha se convierte en lo que está segura de que puede llegar a ser, y en lo que se transformará con su ayuda. De esta manera, siempre ve a su hombre como algo que no es.

  •  Adicta a los hombres y al dolor emocional - La adicción a los hombres las ayuda a evitar su propio dolor por sus problemas emocionales, tal y como hacen las drogas que nos alivian de los problemas del mundo ideal o real. Por ello, cuando no tienen a un hombre a quien amar es como suspender el consumo de una droga, a menudo con muchos de los mismos síntomas que verdadera suspensión de una droga tales como depresión, insomnio, ataques de pánico.

  •  Tienden a la depresión y a desórdenes emocionales Por sus problemas emocionales, están genéticamente predispuestas a sufrir este tipo de problemas psicológicos, desde la anorexia, la adicción a las drogas, alcoholismo o la depresión.

  • Le atraen los hombres inestables y huye del resto -  El hombre inestable le resulta excitante, porque tiene problemas y puede ayudarle a cambiar. Esto es verdaderamente lo que les atrae del hombre inestable, que la necesita para cambiarle, mientras que los que ya son estables, los considera aburridos.
¿Te consideras una mujer que ama demasiado?




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viernes, 21 de noviembre de 2014

Psicología de un hombre en la conquista

 Psicología de un hombre en la conquista

Aunque no existe un manual que funcione siempre, lo más importante comprenderle a los hombres y saber cómo piensan en cuánto a lo que relaciones se refieren.


Una de las cosas que más nos cuesta comprender a las mujeres es que su escala de intimidad está más cerca de la individualidad que del apego.

¿Qué es la escala de intimidad?

La escala de intimidad une dos puntos extremos: el apego y la individualidad.

Apego ………………………………………………………………….. Individualidad

Por apego entendemos el deseo de sentirse unido a alguien en todos los sentidos compartiendo nuestros pensamientos y sentimientos más profundos hasta convertirse en alguien indispensable en nuestra vida.


Por otro lado, la individualidad, como su propio nombre indica, hace referencia al deseo de estar solos sin depender de nadie de manera emocional.

Tanto los hombres como las mujeres tienen una zona de confort dentro de esta escala en la que se siente cómodos, pero mientras que la de las mujeres está más cercana al apego, la de los hombres se encuentra del lado de la individualidad.

Esto provoca que nosotras tendamos a presionarlos para convertirlo en nuestro apego, cuando la solución es darles su espacio para que tengas sus momentos de individualidad, sabiendo que eso no significa que no tengan interés en nosotras.

Síndrome de la polaridad masculina

Además, la escalada de intimidad provoca como síndrome la polaridad masculina, que se sientan cómodos en los extremos de escala. Este síndrome, también se basa en las experiencias infantiles, ya que los hombres, al dejar la infancia, se ven separados de su madres y deben imitar a su padre como forma de construir su identidad.

Esa construcción les lleva a inclinarse por actividades que les hagan sentir fuertes y huir de las que los vuelven débil, para demostrar que son valientes. Entonces, empiezan con las competencias y la comparación, la necesidad de jugar a ser héroes.


Lo que repercute en el terreno de la seducción, los hombres están genéticamente predispuestos al juego de la conquista, les gustan las mujeres que les ponen las cosas difíciles y que les hacen sacar todo su potencia en el juego de la seducción.

En este sentido, para seducir a un hombre, debemos jugar al despiste, es decir, a quedar dos días seguidos con él y a desaparecernos otros tantos. También, debemos evitar cambiar nuestros planes por él e intentar que sea al contrario, que él acabe modificando su agenda.

Diferencia de tiempos

Por otra parte, desde mi experiencia como coach, he podido comprobar  con mis cochees que mientras las mujeres tieden a enamorarse de las expectativas de lo que le podría entregarle, los hombres van paso a paso.

Esto quiere decir, que la mayoría de las mujeres al conocer a alguien, lo idealizamos, creemos que va a ser el amor de nuestra vida sin apenas conocerlo.

Sin embargo, los  hombres no sienten esas expectativas desde el primer momento, sino que van conociendo la otra persona, hasta saber si es la adecuada. 


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miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Qué miedos te impiden encontrar al VERDADERO amor?


El miedo es el peor enemigo del ser humano ya que es un sentimiento que nos impide avanzar en nuestras metas en la vida.

Pero ¿Qué es realmente el miedo?

La Real Academia Española de la Lengua define el miedo como la perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Es decir, que muchas veces el miedo es provocado por nuestra imaginación al pensar en situaciones que podrían suceder pero que no tienen por qué pasar.

En mi experiencia como coach para mujeres he podido constatar que a la hora de buscar el amor es frecuente que nos inundemos de toda clase de miedos que a su vez nos ocasionan dificultades para encontrar a nuestra pareja ideal.

Repasemos los tipos de miedo más frecuentes:

     Miedo a la soledad - Este temor hace que busquemos desesperadamente intentar atrapar al primer hombre que se cruza en nuestro camino. Cualquiera es bueno por qué lo que ansiamos es dejar de estar solas. Esto, aparte de que nos puede llevar a escoger a un hombre que no es el indicado, hará que el sexo opuesto huya de nosotras al sentir que les estamos presionando y agobiando. Debemos aprender a convivir con la soledad y a disfrutarla en vez de temerla.

     Miedo a enamorarnos - Sí, aunque queramos buscar el amor también nos da miedo enamorarnos. Y es que eso implica que la otra persona conozca todos nuestros secretos más íntimos, que nos sintamos vulnerables porque sabemos que nos puede hacer daño y que perdamos el control sobre nuestros propios sentimientos. El amor es una aventura por lo que debemos aceptar que vamos a correr riesgos pero seguro que la recompensa merece la pena.

     Miedo al reloj biológico - Todas las mujeres tenemos un reloj biológico que nos recuerda que queremos ser madres, sin embargo, este reloj puede jugar en nuestra contra al hacernos creer que cualquier hombre puede ser el perfecto padre para nuestros hijos. En este caso, hay que ser capaces de controlarlo y de pensar en los tiempos y el padre ideal que queremos para nuestros futuros hijos.

     Miedo al rechazo  - Quizás es uno de los más frecuentes, el miedo a que nadie nos quiera tal y como somos. Si estamos buscando alguien con quién salir nos preocupara que no le guste nuestro aspecto físico, y si ya estamos conociendo a alguien estaremos aterradas por si descubre algo de nosotras que no le agrade y salga corriendo. La clave es confiar en nosotras mismas y aprender a querernos con nuestros defectos y virtudes.

     Miedo a terminar como nuestros padres - El temor de acabar teniendo la misma relación que nuestros padres siempre está presente. Uno quiere evitar repetir los mismos errores alejándose del amor, pero la mejor manera de no volver a caer en la misma trampa es sacar las lecciones y aplicarlas en nuestras relaciones.

     Miedo a lo desconocido – Muchas veces estamos acostumbradas a salir con tipos de un determinado prototipo, por ejemplo, con hombres que les gusta mucho la fiesta o el deporte. Lo que ocurre es cuando conocemos a un hombre que no encaja dentro de nuestro prototipo nos asustamos por el temor a una situación nueva. Sin embargo, debemos dejar a un lado el miedo a lo desconocido y aventurarnos a conocer otras propuestas.

     Miedo a las relaciones de larga duración – En la actualidad, no es tan frecuente tener muchas relaciones duraderas sino más tener amigos con derecho a “piches”. Esto provoca que al tener la posibilidad de tener una relación de verdad tengamos temor a no saber cómo hacerlo, olvidando que nadie ha nacido sabiendo cómo mantener una relación estable y que es algo que aprenderemos conjuntamente con nuestra pareja.

     Miedo debido a las inseguridades físicas -  Algunas mujeres durante la adultez experimentan cambios físicos dejando al lado su aspecto adolescente, por ejemplo, adelgazando o cuidando más su imagen. Sin embargo, estas mujeres siguen experimentando inseguridades del pasado que deben sanar aumentando su autoestima y queriéndose tal y como son.

     Miedo a la repetición de los errores de las relaciones pasadas - Cuando acumulamos una lista de fracasos sentimentales, solemos empezar a pensar que siempre nos va a pasar lo mismo. Debemos analizar lo que ocurrió en las otras relaciones, ver si era nuestra culpa y/o de la otra persona y cambiar aquello que nos pudo llevar al fracaso. Está claro que repetir el mismo comportamiento no nos dará un resultado distinto, pero si somos capaces de analizar todo lo que nos ha sucedido podremos sacar una conclusión y cambiar las cosas.

     Miedo a no cumplir con las expectativas - Al comienzo de una relación todo nos parece perfecto y nos creamos unas expectativas muy altas tanto nosotras como la otra persona. Es en ese momento cuando nos entra el pánico sobre si estaremos a la altura de todo lo que se espera de nosotras. Sin embargo, de nuevo debemos aprender a querernos tal y como somos y tener confianza en que si la otra persona es nuestra pareja ideal nos querrá a pesar de todo, al igual que nosotras a él.

     Miedo a descuidar  nuestra carrera profesional – Este miedo comienza después de los 30 años cuando se junta con el reloj biológico y el éxito que hemos tenido en nuestras carreras. La nueva generación de mujeres sabemos que queremos tener una carrera profesional consolidada y exitosa pero lamentablemente el matrimonio, y sobre todo los hijos, suelen ser mal visto desde las áreas de recursos humanos que siguen pensando que los hijos provocan una disminución de la productividad.

Afortunadamente, son ya pocos los que piensan así y muchas grandes empresas ponen todas las facilidades que pueden para intentar compatibilizar la vida personal y la laboral. Somos mujeres poderosas capaces de compaginar las dos cosas así que no tenemos porqué sentir miedo de eso. Además,  se trata de una situación pasajera y es nuestra mayor inversión en la vida ya que será nuestra familia para siempre.

¿Cómo eliminar el miedo?

El miedo es algo que está en nuestra mente, lo que significa que tenemos el poder para controlarlo. Basta con dejar de pensar en aquello que podría suceder y centrarnos en nuestro presente. Nos ayudará a combatir el miedo y a disfrutar más del momento.





jueves, 16 de octubre de 2014

Dime cómo es tú padre y te diré que pareja buscas

Nuestro padres es nuestro primer contacto con el sexo opuesto que tenemos y entorno a él vamos creando cómo serán las relaciones que tendremos con el otro género.
El complejo de Edipo
Es prácticamente imposible hablar de relaciones entre padres e hijos sin mencionar el complejo de Edipo del psicoanálisis de Sigmund Freud.
El complejo de Edipo, en términos generales, es el deseo inconsciente de mantener una relación sexual con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo, sin embargo este complejo puede ser positivo o negativo:
     Positivo: El niño siente rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo y atracción hacia el del sexo opuesto.
     Negativo: El hijo expresa amor hacia el progenitor del mismo sexo, así como rivalidad y rechazo al del contrario.
Esto significa que cuanto tenemos asuntos sin resolver con nuestro padre se materializan en nuestras relaciones de pareja como adultas, llegando a buscar compañeros con los que podamos intentar solucionar esos problemas que tuvimos con nuestro progenitor, o bien, repetir el mismo patrón porque es el que aprendimos en nuestra infancia.
Dime cómo es tu padre y te diré qué pareja buscas
Edmundo Campusano, psicólogo especializado en relaciones de pareja, ha identificado los diferentes tipos de padre y las consecuencias que esto tiene en sus hijas y en sus relaciones de pareja cuando son adultas.
Basándonos en sus estudios, vamos jugar a dime cómo es tu padre y te diré qué pareja buscas:
     Padre ausente
Cuando crecemos con un padre ausente que nunca está en los momentos importantes de nuestras vida o que trabaja demasiado para pasar tiempo con nosotras,  podemos desarrollar problemas emocionales como falta de autoestima y de confianza.  Esto nos puede llevar a elegir a parejas que nos hagan daño porque no nos sentimos merecedoras de amor, rechazamos a los hombres buenos y elegimos a los malos, es decir, somos una mujer que ama a los pasteles.
Sin embargo, lo que para algunas mujeres puede ser un grave problema de confianza, a otras les puede servir para aprender a ser independientes, y acabar siendo solteras de nacimiento porque no necesitan a nadie para ser feliz.
     Padre sobreprotector
Si nuestro padre era un sobreprotector que siempre resolvía los problemas por nosotras (incluyendo hacernos la tarea de la escuela y las labores del hogar) o que no nos permitía salir con nuestros amigos, nos ha podido ocasionar dificultades para adquirir independencia, lo que hará que nunca nos sintamos capaces de valernos por nosotras mismos, sin depender de alguien. 
En este caso, las mujeres con padre sobreprotector buscarán a un hombre que se haga cargo de ellas en todos los sentidos tanto económico como emocional.            Por lo que podemos afirmar que este tipo de mujeres quieren a otro padre en sus relaciones de pareja.
     Padre castigador
El padre castigador siempre amenazar por castigar ante cualquier tipo de error, no tiene empatía con sus hijos  y nunca se interesa por comprenderlos, lo que acaba haciendo de sus hijos unos adultos asustados por el miedo a equivocarse.
Esto puede llevar a dos caminos, a mujeres proclives al maltrato ya sea físico o psicológico porque consideran el castigo como algo normal y/o a mujeres que se niegan a tener pareja para evitar que nadie les vuelva a castigar, de nuevo las solteras de nacimiento.

     Padre inmaduro
Por su parte, el padre inmaduro jamás actúa como un progenitor con autoridad sino como un amigo, nunca tuvo un proyecto laboral o de vida que le durará mucho tiempo o quizás tenía problemas con adicciones como el alcoholismo.
Las hijas suelen asumir el difícil papel de cuidar a sus padres como si fueran su madre, creciendo demasiado deprisa. Estas niñas corren el riesgo de convertirse en mujeres sacrificadas que buscan a un hombre inmaduro para cuidar de él y ejercer de madre de sus parejas.
     Padre ideal
El padre ideal en términos exactos no existe porque todo el mundo tenemos nuestros defectos, sin embargo, podemos definir a un padre ideal como aquel que está presente en nuestras vidas, que es cariñoso y que apoya nuestras decisiones a la vez que nos deja espacio para nuestra propia independencia.
Si tu padre te ha tratado como una auténtica princesa, tú te convertirás en la mujer exigente, y no aceptarás otra cosa que un hombre que un hombre perfecto por lo que siempre le verás los defectos a cualquier candidato a pareja.
Factores a tener en cuenta
Sin embargo, estos roles no tienen porqué ser siempre así, factores como el carácter de la hija y el entorno de su crecimiento (su madre, su familia, sus amigos) también van a influir en su elección de pareja cuando sea adulta.

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sábado, 11 de octubre de 2014

LA PASIÓN NO ES SINÓNIMO DE AMOR

En todos mis años trabajando en coaching para mujeres, me he dado cuenta de que la mayoría de nosotras identificamos al amor como un sinónimo pasión, de atracción sexual. Y no es culpa nuestra, a través de las diferentes formas de comunicación, como las canciones, las novelas románticas o las teleseries,  la sociedad se encarga de alojar en nuestro subconsciente esa idea de que el amor de verdad, es obligatoriamente un amor apasionado, basado en la atracción sexual. 

Pero ¿Qué es realmente la pasión?

Si utilizamos el diccionario para averiguarlo, nos encontramos con que el término pasión proviene del verbo latín patior, que significa sufrir o sentir. Esta acepción de la palabra pasión como sinónimo del sufrimiento, es muy común y cierta, cualquiera que haya sentido un poco de pasión en su vida, sabe de cómo se sufre por no tener al objeto de la pasión contigo.


Sin embargo, en relación con el amor,  pasión se emplea como un sinónimo de atracción sexual, del instinto animal de reproducción, para ser más explícitos.

El problema llega cuando creemos que el amor es únicamente pasión, que sin ella una relación se ha muerto.

Todo esto es falso.

La pasión realmente es un síntoma en una relación de pareja, no el todo. Las relaciones que sólo se basan en la pasión están condenadas al fracaso porque se basan en un sentimiento temporal y obsesivo, que hace sufrir,  y no en emociones sanas y estables.

Los científicos han demostrado que la pasión, como atracción sexual, tiene fecha de caducidad. La antropóloga Helen Fisher, y autora del libro “Por qué amamos” ha certificado con varios estudios que la pasión dura entre 18 meses y 3 años, pero el amor, si se cuida.  puede continuar.

La pasión desde la química

Se tratan de dos cosas diferentes, hasta químicamente hablando. Cuando nos enamoramos, aumentan las cantidades de dopamina y  neroperifinina en nuestros organismo, dos estimulantes naturales que nos proporcionan una sensación de plenitud y euforia que hacen que sintamos que estamos flotando.

Sin embargo,  la atracción sexual, la pasión, está regulada principalmente por la testosterona, aunque la dopamina y la neroperifinina, estimulan la producción de testosterona. Por eso, sentimos ese deseo sexual cuando nos enamoramos.

Pero no necesariamente ocurre al revés, cuando alguien simplemente nos atrae sexualmente, generamos testosterona, aunque sí es posible que la actividad sexual pueda llegar a ayudar a la producción de dopamina, y que a, por tanto, surja el amor, no suele ser lo más habitual.

Esto debemos tenerlo en cuenta, para evitar acostarnos con aquellos hombres de los que estamos enamoradas, aún sabiendo que es sólo sexo para él, las posibilidades de que se enamore de nosotras sólo por una gran actividad sexual, son bajas.

¿Qué quiere decir todo esto?

Deshacer la concepción social de que el amor es igual a la pasión, es algo que debemos tener claro antes de iniciar la búsqueda del amor y cualquier taller de coaching para mujeres.

Si nos centramos únicamente en la atracción sexual, puede que no seamos capaces de ver al verdadero amor de nuestra vida y le dejemos escapar.

Foto: Freepik


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jueves, 21 de noviembre de 2013

¿CÓMO FACEBOOK PUEDE MATAR LAS PASIONES?


Hoy día la mayoría de nosotros usamos Facebook como una plataforma de encuentro social, con nuestros mejores amigos pero también con personas no tan cercanas. Con sólo un click entramos en las vidas de otros y nos sentimos de alguna manera parte de un círculo común. Al mismo tiempo que publicamos nuestros pensamientos, vivencias, fotografías y artículos de nuestro interés, mientras marcamos Me gusta y comentamos en las publicaciones de los demás.
Ahora bien, estas publicaciones y comentarios que parecen inocentes, revelan secretos profundos de nuestras formas de ser y de pensar, por lo que hay que ser cuidadosas en la cantidad y calidad de éstas. Nos exponemos sin precauciones a que se mal interpreten nuestras palabras, y a veces sin pensar nos mostramos más de lo necesario, sobretodo cuando publicamos sentimientos negativos como quejas, envidias o bromas pesadas que no se entienden si alguien no nos conoce bien.

Detectives Privadas
Al conocer a un hombre, una de las primeras cosas que hacemos es “hacernos amigos” en Facebook, con lo que sacamos a la Detective Privada que tenemos dentro, para intentar descubrir cosas de su pasado, ver quiénes son sus amigos, si es que hay fotos de alguna ex, o cualquier señal que en definitiva, nos ayude a conocerlo mejor y ver en qué nos estamos metiendo. Esta práctica es bastante peligrosa, por un lado porque nos podemos encontrar con cosas que no queríamos saber, y por otro lado porque a partir de una foto, o el comentario de un amigo, vamos a sacar conclusiones que seguramente no corresponden a la realidad. Además, si él se entera que estuviste meticulosamente revisando su historial de publicaciones y álbumes de fotos, es muy posible que le parezcas desesperada y entrometida.



Yo, Yo, Yo…
Otra práctica que deberíamos tratar de evitar es ser Autorreferentes. Escribir cosas irrelevantes como lo que comemos, el frío que hace en nuestra oficina, el sueño que tenemos después de almuerzo, etc. O publicar todo lo que estamos haciendo en tiempo real, como subir fotos del plato de comida, del trago en el bar o la fiesta en que estamos, nos muestra como si fuéramos incapaces de disfrutar el momento y como si lo único que nos importara es la opinión del resto.
¿Cuál es la razón por la que queremos que todos se enteren de lo bien que lo pasamos, de lo activa que es nuestra vida social? Esto demuestra inseguridad y la necesidad constante de aprobación. ¿Es así cómo te quieres mostrar a los demás?

Mensajes Subliminales
Muchas veces cuando vivimos una decepción o alguna situación inesperada y frustrante, necesitamos desahogarnos y qué mejor que Facebook, donde seguramente el mensaje llegará a la persona indicada (si esta se siente  identificada) y recibiremos muestras de ánimo de nuestras amigas. Ahora, estas palabras sueltas y pensamientos al aire, van dirigidos a la persona que los provocó, y aunque parezca que es un sentimiento abstracto y anónimo, es bastante claro. Pero, ¿De qué sirve ventilar estas emociones? Si él se siente secretamente identificado, no nos va a responder, ni pedir perdón, ni poner “Me gusta”, de hecho se va a molestar por este acto cobarde y se dará cuenta que no eres capaz de superarlo.

Debemos estar atentas a las señales que enviamos a través de las redes sociales, y de no caer en la idea de que allí conoceremos realmente a las personas. Nada reemplaza una buena conversación. Facebook es una plataforma virtual y debemos entenderla como tal, la vida está en una salida a caminar, una noche de películas o un asado con los amigos.



Dejemos de lado las inseguridades y restemos importancia los “Me gusta” y los “jajajaja”.

jueves, 7 de noviembre de 2013

LAS 7 CREENCIAS MÁS PELIGROSAS PARA EL AMOR



1.- La media naranja.
     Cada cierto tiempo nuestras amigas emparejadas nos dicen que ya encontraremos a nuestra media naranja, como si el hecho de estar solteras significara que nos falta una parte, o que estuviéramos incompletas. Esto es un gran error, y si partimos de esa premisa nunca entenderemos la importancia de valorar nuestra individualidad, y nuestra capacidad de encontrar la realización personal, independiente de la pareja.
La búsqueda debe centrarse en un hombre que resulte ser un complemento a nuestra vida y al       mismo tiempo nosotras ser un complemento para él, pero jamás el pilar que soporta la felicidad y los proyectos futuros.
 

2. -     Sin ti no soy nada.
 Muchas canciones repitan esta frase, que en definitiva quiere decir, que la existencia de otra persona, le da sentido a nuestras vidas. También hemos escuchado “eres mi todo”, como si la ausencia de esa persona nos despojara de todos nuestros logros y proyectos, y le quitara el valor a nuestras virtudes.
 Las mujeres que experimentan este tipo de sentimiento por lo general están pasando por una       etapa de baja autoestima, donde la única forma de valorarse es en la medida que otro lo haga por ellas, y si la relación se acaba o baja su intensidad, surge una sensación de vacío que no       podremos  llenar, si no logramos valorarnos a nosotras mismas.

 
3.-       El verdadero amor es fusionarse con la otra persona.
 Muchas mujeres que buscan esta fusión, lo que buscan realmente es una cercanía, un lenguaje propio de los dos, una comunicación fluida, y en general dinámicas que se logran con el tiempo. 

 No debemos confundirlo con esas parejas que, para evitar conflictos, uno de los dos calla sus verdaderos pensamientos, y tiende a pensar lo mismo que el otro. Cuando nos conocemos a nosotras mismas y somos seguras de nuestra visión frente a la vida, no es necesario fusionarnos con otro para que la relación funcione, sino que cada uno aporta sus puntos de vista y dependerá de nuestra madurez la capacidad de aceptar esas diferencias.
 

4.-       Haz feliz a tu pareja y tu pareja te hará feliz a ti.
Las relaciones de amor no son tan simples. La felicidad sólo puede ser compartida y ofrecida cuando cada una de las partes es feliz por sí sola. Entonces se podrá ser generoso y  compartirla con el otro, lo que no significa que el otro nos retribuirá de la misma manera. No debemos tener expectativas cuando queremos hacer un gesto, un regalo o entregar algo a nuestras parejas, estos actos deben ser desinteresados, sin esperar nada a cambio más que una sonrisa, de lo contrario siempre estaremos midiendo los esfuerzos y tratando de empatar las formas de entregar amor.

 

5.-       Ser capaz de adivinar lo que el otro piensa.
Esto no es magia. Nadie puede saber con certeza qué piensa y qué siente su pareja, y si fuera así, estaríamos frente a una relación predecible, sin sorpresas ni nuevos aprendizajes.

Lo principal es la comunicación. Un error muy común es creer que el otro piensa una cosa y actuar    en función de esa suposición. Otra equivocación recurrente es esperar que el hombre que tenemos      al lado, entienda lo que nos pasa sin tener que explicárselo. Chicas, si les decimos que no nos pasa    nada, ellos entenderán precisamente eso. No debemos esperar que lean entre líneas lo que les         estamos negando. Si les molesta algo convérsenlo, verbalicen sus conflictos, de esa manera se darán    cuenta que las cosas no son tan complicadas como parecen.
 
   6.-  El amor a primera vista.
  A todas nos ha pasado que conocemos a alguien y nos parece inmediatamente atractivo,         inteligente y divertido. Ahora bien, debemos saber diferenciar entre el encantamiento y el amor. Debemos cuidarnos de estos sentimientos extremadamente intensos pero muchas veces pasajeros. Somos capaces de entregarnos por completo a alguien que no conocemos y confiamos en que estamos absolutamente conectados por esta sensación de bienestar. Pero la confianza hay que ganarla, y somos seres complejos de múltiples dimensiones, que sólo el tiempo permitirá mostrar de forma transparente y sincera.
Si deseas asesoría personalizada y profesional en el área envía un mail a:

7.-       Los problemas de pareja no se comentan con nadie.
Si bien no es correcto ventilar nuestras intimidades de pareja, lo que hemos aprendido en el último tiempo, es que no debemos tener miedo a buscar opiniones de personas cercanas o de un profesional. Las mujeres suelen ahogarse en sus inseguridades y temen comentar sus problemas, ya sea por vergüenza o por miedo a mostrarse vulnerables e imperfectas. La comunicación con otros, dentro de un marco de respeto hacia nuestras parejas, donde no pasemos a llevar su intimidad, puede ser muy útil para abrir nuestros horizontes, o darnos cuenta de que lo que nos pasa es más común de lo que creíamos.

La sociedad  nos han inculcado durante nuestras vidas, que nos llevan a  realizar conductas  que evitan que  disfrutemos plenamente del amor. Si tomas consciencia  de esto podrás transformar  tus pensamientos, sentimientos y  finalmente encontrando la tranquilidad que tanto buscas.
 
Pamela Paz Valenzuela Valle
www.ladyalfa.cl
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