viernes, 21 de noviembre de 2014

Psicología de un hombre en la conquista

 Psicología de un hombre en la conquista

Aunque no existe un manual que funcione siempre, lo más importante comprenderle a los hombres y saber cómo piensan en cuánto a lo que relaciones se refieren.


Una de las cosas que más nos cuesta comprender a las mujeres es que su escala de intimidad está más cerca de la individualidad que del apego.

¿Qué es la escala de intimidad?

La escala de intimidad une dos puntos extremos: el apego y la individualidad.

Apego ………………………………………………………………….. Individualidad

Por apego entendemos el deseo de sentirse unido a alguien en todos los sentidos compartiendo nuestros pensamientos y sentimientos más profundos hasta convertirse en alguien indispensable en nuestra vida.


Por otro lado, la individualidad, como su propio nombre indica, hace referencia al deseo de estar solos sin depender de nadie de manera emocional.

Tanto los hombres como las mujeres tienen una zona de confort dentro de esta escala en la que se siente cómodos, pero mientras que la de las mujeres está más cercana al apego, la de los hombres se encuentra del lado de la individualidad.

Esto provoca que nosotras tendamos a presionarlos para convertirlo en nuestro apego, cuando la solución es darles su espacio para que tengas sus momentos de individualidad, sabiendo que eso no significa que no tengan interés en nosotras.

Síndrome de la polaridad masculina

Además, la escalada de intimidad provoca como síndrome la polaridad masculina, que se sientan cómodos en los extremos de escala. Este síndrome, también se basa en las experiencias infantiles, ya que los hombres, al dejar la infancia, se ven separados de su madres y deben imitar a su padre como forma de construir su identidad.

Esa construcción les lleva a inclinarse por actividades que les hagan sentir fuertes y huir de las que los vuelven débil, para demostrar que son valientes. Entonces, empiezan con las competencias y la comparación, la necesidad de jugar a ser héroes.


Lo que repercute en el terreno de la seducción, los hombres están genéticamente predispuestos al juego de la conquista, les gustan las mujeres que les ponen las cosas difíciles y que les hacen sacar todo su potencia en el juego de la seducción.

En este sentido, para seducir a un hombre, debemos jugar al despiste, es decir, a quedar dos días seguidos con él y a desaparecernos otros tantos. También, debemos evitar cambiar nuestros planes por él e intentar que sea al contrario, que él acabe modificando su agenda.

Diferencia de tiempos

Por otra parte, desde mi experiencia como coach, he podido comprobar  con mis cochees que mientras las mujeres tieden a enamorarse de las expectativas de lo que le podría entregarle, los hombres van paso a paso.

Esto quiere decir, que la mayoría de las mujeres al conocer a alguien, lo idealizamos, creemos que va a ser el amor de nuestra vida sin apenas conocerlo.

Sin embargo, los  hombres no sienten esas expectativas desde el primer momento, sino que van conociendo la otra persona, hasta saber si es la adecuada. 


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